¿Lo estaré haciendo bien?

 

Que levanté la mano quien no se haya hecho esta pregunta nunca.

Desde qué el test de embarazo da positivo o incluso mucho antes empezamos a planificar cómo será cuando llegue esa personita que está creciendo en nuestro interior, sexo, nombres, lactancia, biberón, colecho,…un sin fin de cosas que van a pasar a formar parte de nuestras vidas durante mucho tiempo o que con el tiempo se irán sustituyendo por otras.  Te puedes leer mil libros especializados en temas concretos, blogs sobre maternidad, crianza, lactancia,…Recibirás información de otros padres, de los tuyos, amigos, vecinos,…y puede que pienses que dominas totalmente el tema pero con la práctica te darás cuenta que no es así…que por mucho que hayamos «empoyado» sobre el tema y por muy bien que lo llevemos, llega un día que todas las teorías se desmoronan, que no encuentras respuesta para esa situación y que parece que todo lo que habías aprendido se ha esfumado en un segundo…

Pues bien, mantén la calma, lo sé, lo sé, que lo último que esperas ante estas situaciones es que la gente te diga que te tranquilices y mantengas la calma. Créeme, funciona, por lo menos en beneficio de tu salud. Cuando la situación te supera y ya has utilizado todos los recursos de los que disponías, coge aire y piensa, ponte en el lugar de tu bebé.

Nosotros también tenemos días que ni uno mismo se aguanta, días en los que estas raro, días en los que no tienes fuerza, días en los que tienes un malestar que no sabes a que es debido o días de bajón sin motivo alguno. Nosotros adultos tiramos mano de toda la artillería, desde analgésicos pasando por el chocolate hasta quedar con amigos y tomar unas cañas.

Nuestros bebés son seres dependientes, dependientes de nosotros que aún no saben coger el móvil, mandar unos whatssapp, abrir la nevera o la despensa,…Sus recursos son muy limitados y lo que más les funciona para llamar nuestra atención es el llanto, con esto nos pueden decir hambre, sueño,  dolor, cansancio, malestar…o simplemente que se sienten solos y necesitan sentirnos cerca. No te preocupes porque el llanto siempre te suene parecido o idéntico, no te dejes llevar por la creencia extendida de que una madre o un padre sabe distinguir perfectamente un lloro de otro, ¡ja!! Puedes saber por descarte lo que no tiene, hambre porque acaba de comer, sueño porque ha dormido, cambio de pañal porque lo tiene limpio,….A la gente le encanta atribuirse super poderes para presumir de ser unos súper padres pero créeme que todos, todos tienen su momento de crisis y miente el que diga lo contrario.

Puede que el cansancio o la desesperación nos lleve a pensar que nuestro buen hijo nos toma el pelo, sabe cuando estamos cansados para no dejarnos dormir o no nos deja trabajar,…y llega aquí la crisis y las preguntas existenciales ¿lo estaré haciendo bien? ¿En qué he fallado? Recuerda que el día sólo tiene 24 horas y todo pasa, por lo que sí nosotros no mantenemos la calma, menos lo hará nuestro peque que busca en nosotros el consuelo y la solución a todos sus males.

Para momentos de crisis, lo mejor es repartir besos, abrazos o simplemente contención. Créeme que funciona, tanto tu bebé cómo tú lo agradecereis en un futuro. Y si al final necesitas ayuda no dudes en pedirla para nada has fracasado, pues no tenemos por qué saber de todo y para ello hay muy buenos profesionales encantados de ayudarte o simplemente el compartir con otra persona tu experiencia te ayudará a ver las cosas de otra forma. Todo tiene solución.

¿Qué hacéis vosotros en momentos de desesperación?

¡¡¡Feliz crianza! !!

Deja un comentario